Buenos días Villaluenga
Buen día nos dé Dios.
Hoy nos ha amanecido un plácido domingo, de esos que necesitas para vivir la vida según el modo sosiego, el modo que tranquiliza nuestros ánimos, el modo que en verdad necesitamos todos pero no todos sabemos gozar...
Hoy que solo salir abrir la puerta y respirar aire puro que oxigena y limpia de fuera para adentro me invita a pasar un domingo en la Paz que Dios nos regala a cada instante y que nosotros mismos nos ocupamos y preocupamos llevándole la contraria.
Mucho me diréis: Pero Jesús, hoy hay elecciones autonómicas en Andalucía y pienso que en esa parte de España y del mundo no habrá mucho sosiego, mucha tranquilidad, mucha paz interior...
Tienen razón quienes así piensen, tienen razón porque seguro que en muchos lugares la tensión se corta con un simple hilo porque muchos se juegan mucho y claro donde hay intereses se rompe con la paz, el sosiego, la tranquilidad porque lo que se siente es todo lo contrario.
Reconozco que a mí los días en los que estamos convocados a depositar el voto en la urna me emociona, voy a cumplir 49 y cada vez más, porque es un sagrado derecho y deber que tenemos todos los españoles, en este caso concreto los andaluces, que ha costado sangre, sudor y lágrimas conseguirlo y solo por eso, por el recuerdo de nuestros mayores, por la memoria agradecida de los que participaron en la Transición y consiguieron que España mirara hacia adelante y nos pusiéramos todos a una a trabajar por ella, solo por eso siempre he votado, siempre lo haré, en conciencia y en coherencia, la mía personal y no la que me quieran señalar con mil argumentos.
Todo está muy bien pero cada uno tenemos una conciencia y una coherencia personal e intransferible, es la grandeza de la Libertad que disfrutamos todos y no porque seamos perfectos, no porque seamos "dioses", aunque a veces nos lo creamos", sino porque esa Libertad es otro regalo de Dios como este inmenso día que invita a la Paz, al Sosiego, a la Tranquilidad.
¡Feliz domingo!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
Jesús Rodríguez Arias
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