martes, 11 de diciembre de 2018

11 de diciembre. A los 49 años se ve la vida de otra manera...



Buen martes Villaluenga.
Buen martes nos dé Dios.
Hoy el día se ha "levantado" nublado y el frío parece que vuelve después de pasar unos días de calor veraniego en medio de este otoño cada vez más tardío.
Hoy el cielo está encapotado que hacen anidar en mi alma esa mezcolanza que se tiene cuando pasan los años, pasa la vida, pasan las personas y te vas quedando cada vez más solo aunque los que permanecen junto a ti haga que la vida sea diferente llena de ese Amor pausado y apasionado a la vez, llena de una Esperanza que no se manifiesta en las cosas materiales sino en las personas, en los lugares, en tus pensamientos, en la Fe...
Ya con 49 años, me quedan 365 para entrar en la cincuentena, se ve, degusta, valora, la vida de otra manera.
Antes me creía que me podía comer el mundo y ahora sé que hay que vivir para que no te coma él. Antes se conseguía todo a base de ímpetu, de fuerza y ahora se hace utilizando algo que parece estar en desuso como es la inteligencia.
Antes pensaba que todo era para siempre y ahora luchas para que así sea. Luchas por lo que en realidad vale la pena, por lo que es verdaderamente imprescindible, porque lo demás pasó por ese filtro que todos tenemos donde se posa lo que no es tan necesario en nuestra vida.
Sí, ahora sé que todos tenemos una opinión pero que es nuestra no la de todos, que no tenemos la Verdad, que luchamos por ella, que todas las opiniones son merecedoras de ser escuchadas menos de esos que desprecian las de los demás, que vale la pena seguir apostando por este mundo y seguir trabajando con ahínco y con las fuerzas que Dios te vaya dando cada vez.
Ahora se valora lo que en verdad tiene valor para ti y lo demás pues no entra dentro ni de tu campo de visión.
Ahora, en plena madurez de la vida, valoro cada palabra, cada gesto de mis padres y los recuerdo siempre porque soy lo que soy gracias a ellos.
Y ahora sé quienes están conmigo a las duras y maduras, en quienes puedo confiar, a quienes puedo querer de verdad.
Y ahora como antes mi pilar en la vida es mi mujer que me entrega un Amor desmedido, un Amor sin fisuras, un Amor lleno de inmenso Amor.
Y ahora sé con más profundidad que el sostén de mi existencia se llama Jesús que murió en la Cruz y Resucitó para salvarnos a todos sin condición.
Sí, ahora a los 49 años de edad veo, siento, vivo de distinta manera...
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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