Buen jueves nos dé Dios.
Disculpad la hora que me siento a reflexionar pero es que hay días que no tienes tiempo ni de pensar de todo el fleco de responsabilidades y obligaciones a atender...
Pero siempre es bueno el pisar el freno, aunque sean unos minutos, cerrar los ojos no solo para descansar la vista también la mente que cuando eso nos pasa empieza a divagar en el camino del pensamiento que siempre es libre, que siempre nos hace bien.
Hasta cuando veas todo negro es inmensamente necesario el pararte a pensar. Eso sí no te aconsejo tomar ninguna decisión, ya sea para bien o para mal, cuando el pesimismo te cobije pero tampoco en momentos de exultante alegría porque ambas situaciones distorsionan la percepción de la realidad que tenemos que afrontar para decidir.
Siempre hay que hacer las cosas con ánimos templados, ni el frío ni el calor son aconsejables, y hacerlo con mesura porque de otra manera puede ser que caigamos en los extremos, en los que sean, y esos nunca son buenos.
El pensar que tenemos que pensar es agotador para muchos que no están acostumbrados hacerlo pero es una verdadera fuente de necesario oxigeno que nos ayuda más de lo que se puede incluso pensar.
Cuando caminas por senderos empedrados ya vayas cuesta arriba o cuesta abajo es prioritario que en un momento oportuno te detengas, te apartes de la senda, te sientes en una piedra, mires al infinito, al que está dentro de ti y no eres capaz de ver, y reflexiones. De grandes paseos han salido grandes soluciones que te pueden afectar a ti e incluso a los demás.
Muchos dicen que el deporte es inmensamente bueno para mejorar la calidad de vida no solo física sino mental y es verdad pero también es porque estás dedicado a una actividad que te da la oportunidad de abstraerte del mundo para empezar a ver de nuevo.
Por eso te invito hacer lo que yo mismo he hecho: Cuando más ocupado estaba, más frentes tenía abiertos, me he parado, me he sentado, he cerrado los ojos a lo que me envuelve y me he puesto a pensar sobre el inmenso valor de la necesaria reflexión.
¡Feliz jueves!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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