Buen día nos dé Dios.
¡Ten un corazón hospitalario!
Hospitalario es ser acogedor hasta con esos que no comprendas...
Hospitalario es sentir Amor incluso con los que no te aman...
Hospitalario es saber entregarte hasta las últimas fuerzas...
Hospitalario es hacer nacer un hogar en cualquier lugar y parte...
Hospitalario es entender al hermano porque nadie sabe lo que él está pasando, cómo se levanta y acuesta todos los días, si siente alegría y pesares en el mismo corazón...
Una gran falta de los que habitamos en este mundo es no ver la realidad de nuestros hermanos, es ser insensible a sus sentimientos, porque cada uno de nosotros está erigido en el Yo y ahí sobra el Tú así como el Nosotros.
Hospitalario es ser siempre buen samaritano que no le importa parar su camino, atender al herido, cuidarlo, hacer lo posible para que se recupere y emprender la marcha antes de que incluso te pueda dar las gracias. La verdadera Caridad se ejerce desde ese anonimato que te da la humildad sin esperar nada a cambio pues el pago ya ha sido hecho cuando Dios ha permitido que seas tú sus manos para llevar a cabo su Amor al prójimo.
Ser verdaderamente hospitalario no es llevar una medalla que luzca sino saber que Jesús habita en tu corazón y que nos va insuflando todo lo que hacemos a diario por medio del Santo Espíritu.
Y hospitalario es tratar bien a todo el mundo, es entretenerte con esos que no tienen a nadie con quién hablar, preocuparte con sus problemas y ayudarlos aunque esa ayuda sea simplemente escucharlos.
Hospitalario es hacer de la Casa de Dios la casa de todos sin excepción, es que vean que allí se encuentra quién es Camino, Verdad y Vida.
Hospitalario es Amar con pasión a quienes te aman desde la fidelidad que se merecen y también es Amar con devoción aunque algunas veces nos pueda parecer una penitencia a quienes nos quieren mal, nos persiguen, nos ofenden, nos matan con palabras más que con hechos...
Hospitalario es hacer de tu vida una extensión del Amor de Dios que sea camino de Esperanza para muchos.
Solo pido al Señor me de un corazón hospitalario para seguir haciendo según su voluntad.
¡Feliz martes!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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