Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Hoy es un precioso, gris y nublado domingo que no tiene que retraernos en hacer lo que debamos porque estos días que más se asemejan al crudo invierno que a la explosiva primavera también nos ofrecen motivos para vivir según Dios, vivir según pesamos, vivir porque no podemos permitirnos el lujo de perder un solo día pues además de ser exclusivos regalos también no tenemos ni idea si a la vuelta de la esquina el Señor nos va a requerir a su Presencia y cuantas más obras de amor y de bien tengamos en la mochila mejor para nosotros.
Pues en este precioso domingo, 8 de abril, quiero dedicar mi reflexión a una persona que me ha ayudado de siempre con su ejemplo, con su coherencia, su valor, su honorabilidad, su decencia, su testimonio, su amor a su Familia, a los suyos y sobre todo su Amor a Dios sobre todas las cosas.
Lo conocí hace mucho cuando él prestaba servicio en la antigua Capitanía General, hombre siempre correcto, siempre firme, con esa ejemplar decencia tan normal entre los militares.
Al tiempo me lo volví a encontrar en la Iglesia, de la que es un hijo que la sirve donde y cuando sea, de un enamorado de Jesús Eucaristía que lo lleva en el corazón como el mayor y más preciado Bien.
Es un hombre entusiasta, se emociona e ilusiona con todo desde lo más nimio hasta lo más importante. Es un hombre que entrega su corazón y cuando este se dona no importa el tamaño de lo que tenga presente.
Es un enamorado de su Familia siendo su mujer Mari Carmen Amaya Belizón su báculo, apoyo, ese muro donde apoyarse, ese banco donde se sentarse cuando el cuerpo ya no puede más.
Es un enamorado de su tierra, de la tierra que camine, de los sitios que conoce, de sus culturas, su historia.
Pero sobre todo diré que es un hombre bueno del que te puedes fiar, de los que valen mucho la pena, de los que no te harán nunca daño ni pernicioso ni gratuito porque él que sabe de las injusticias de los que se dicen justos, de las mentiras de los parece nunca han roto un plato, de lo que son capaces de hacer personas sin entrañas que después ponen buena cara y luego ponen su mejor cara ante el mundo, conoce mejor que nadie ese tipo de ingratitud, esa cara amarga de los que lo pintan todo tan bonito....
Él no es de devolver la bofetada, de escupir el mal que le hacen, de intentar destruir al que le ha intentado destruir. Él es eso de los que callan porque en estos casos no es cobardía sino Perdón y Caridad y reza, reza, reza, perdonando.
Sí, en la mirada, en el testimonio, en la sonrisa, de este hombre sencillo, este hombre hecho a sí mismo, este hombre entregado, ilusionado, alegre, Amigo, quiero perderme para volverme a encontrar porque me demuestra que existen muy buenas personas que rodean nuestras vidas pero que parecen escasas ante un mundo tan desnaturalizado, tan individualistas, tan deshumanizado, tan alejado del único que impregna nuestros corazones de Amor absoluto y que nunca, nunca, nos pide nada a cambio: Dios.
Sí, hoy mi reflexiónde este precioso, frío y gris domingo en Villaluenga del Rosario quiero dedicárselo a mi buen hermano Joaquín Seco Hernández
Un abrazo hermano y te encomiendo ante la Virgen del Rosario, ofrezco la Eucaristía por ti y toda tu querida Familia.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo
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