Buen día nos dé Dios.
Hay días en los que me gusta escuchar el silencio, dejar la mente fluir y el alma caminar...
Hay días en los que me recreo en esa lejanía de todo lo que me perturba, me preocupa, me indigna...
Hay días que miras a la ventana y Ves...
Hay días que tu corazón late como más pausado, como no queriendo él tampoco interferir en la belleza de cada instante...
Hay días que se siente de donde verdaderamente se es...
Y me gusta recrearme en ese silencio porque lo escucho sin temor ya que no tengo débitos de conciencia.
La conciencia, menuda cosa he dicho, pues es la única que puede desbaratar hasta el más incrédulo, hasta el ser más pernicioso, hasta el más abyecto, porque no la puede mitigar con poder, dinero, fama, prestigio..., no la puede destruir ni esos que matan el cuerpo pero nada pueden contra el alma.
Cada uno de nosotros tenemos nuestra propia conciencia que nos recuerda en el momento oportuno que hicimos, que dejamos de hacer, qué hemos hecho con nuestra vida...
Y la conciencia aparece cuando menos se le espera haciéndote ver la realidad, lo que eres y lo que te has convertido...
La conciencia habla claro en el silencio por eso es tan temido por los que tanto tienen que esconder, por eso no quieren quedarse solos consigo mismos porque saben que en su libertad han hecho de sus vidas un estercolero.
Y es mentira que la conciencia no te deje dormir, no te deja vivir pues te pone cara por cara a la realidad, a la verdadera, y no a la que se quiere "vender" con bonitas palabras y deleznables hechos.
Hoy es un día, que en la lejanía de todo lo que me perturba, degusto, disfruto y escucho el silencio...
¡Feliz lunes!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo
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