viernes, 27 de abril de 2018

27 de abril. Así lo pienso...

La imagen puede contener: Jesús Rodríguez Arias, barba y primer plano

Buen día nos dé Dios.
Siempre digo que la vida son cuatro días y la mayoría hemos consumido dos...
Y si son cuatro días, ¿Por qué vivimos como lo hacemos? ¿Por qué intentamos comernos el mundo, pisando a quién haga falta, alabamos a los indeseables y a los inocentes los apartamos a ese arcén donde solo habita el olvido?
¿Por qué somos como somos? ¿Quienes nos creemos? ¿Qué pretendemos? ¿A quién de verdad servimos o a quién anhelamos servir?
Cuando escucho situaciones vivenciales duras que padecen los inocentes, los buenos, mansos y humildes de corazón, por parte de esos que no les importa nada con tal de llevar a cabo la perniciosa y pestilente misión que tienen encomendada, por esos que son intocables, por esos que se les permite todo, por esos a quienes se les ríen todas las gracias, por esos que son víboras, con piel de serpiente, y apariencia humana, cuando escucho el sufrimiento que infringen los que escriben con tinta de sangre y olor a azufre, siempre pienso lo mismo: También a estos les llegará la muerte, cerrarán los ojos al putrefacto mundo que han modelado, como si de una obra arquitectónica se tratara, y entonces verán la miserable realidad, la justa realidad.
Aquí nadie nos quedamos, a Dios gracias, y por eso mismo lo más normal, lo corriente, lo esencial, sería el que viviésemos sin hacernos daño y sin practicarlo con los demás. Sí, tan solo cuatro días y ya hemos consumido dos y los que restan pueden durar años o caernos de golpe y porrazo a la vuelta de la esquina y entonces rodaremos con nuestras virtudes, quienes hayan tenido una vida envuelta en la virtud, o nuestras podredumbres hasta la arena de ese mar infinito que es la muerte donde todos somos iguales pero no todos llegaremos al mismo sitio...
Por eso cuando hemos consumido dos de los cuatro años que dura la vida pienso que debemos vivir para el Bien, para que la Bondad, la Misericordia, el Perdón, el servir a tus hermanos, el entregarte por entero al Señor y a la Santa Madre Iglesia que no olvidemos es la que los secuaces del Mal quieren destruir a toda costa, a cualquier precio. Sí, hacer de nuestra particular vida una camino que lleve a muchos a esa clase de Amor hecho Esperanza cuyo destinatario es el Padre Dios que nos recibirá como los hijos pródigos que en verdad somos.
Porque hacer el mal, destruir, hacer daño gratuito por servir al Mal y sus estertores la verdad no trae cuenta porque al final, y cuando menos lo esperas, se acaba la prórroga de esta mortal y finita vida y adiós, muy buenas...
¡Tú decides pues yo lo tengo claro!
¡Feliz viernes!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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