martes, 3 de abril de 2018

3 de abril. En el amanecer de cada día...

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Buen días nos dé Dios. 

Los días comienzan para muchos incluso cuando no ha amanecido y la negrura de la noche permanece instalada en el mismo cielo. Son los que sus días son muy largos a la hora de atender a sus obligaciones y muy cortos para estar con la familia o disfrutar de un rato de ocio. Ahí están los pastores, los ganaderos, las personas que no importa si hace sol, calor, llueva, nieve o un frío gélido que tienen que coger hacia donde tengan el ganado pues para los animales no hay fechas de calendario ni estaciones, ni nada. 

La verdad es que grandes enseñanzas me ofrecen los que cumplen con su obligación a pesar de todos los pesares porque así, con su trabajo y sacrificio, sacan su familia hacia adelante, le pagan los estudios a sus hijos y hacen grande al lugar donde vivan. 

Estamos instalados en una sociedad de comodidad y de comodidades, donde todo lo queremos tener todo hecho, donde exigimos deberes pero no queremos ni por asomo obligaciones aquí lo que vale es la comodidad y no meter los brazos para ayudar. 

Muchos son los que trabajan todo el día sin tener muchas alegrías, eso se ve en las grandes capitales, donde como autómatas corren detras del metro que los lleve a otro metro, muchos son los que viven sin vivir, muchos son los que cumplen la palabra dada, muchos son los que se comprometen y esos son los que sacan las cosas, la vida, la familia, los pueblos y ciudades hacia adelante mientras los mismos de siempre viven en su mundo permanentemente enfadados porque exigen que se lo den todo hecho cuando ellos no han sido capaces de mover ni un pelo. 

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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