Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
¡Qué preciosidad de Lunes de Pascua!
Sol, calor, un cielo azul con aborregadas nubes, las rocas color gris claro y la vegetación verde como el prado, como el campo...
Hoy he hablado con una amiga que me ha dicho que cuando vino a Villaluenga se dio cuenta por qué tantos de aquí no se quieren marchar y tantos de allí no quieren volver a su allá.
Y es que este bendito pueblo enamora al 100% porque además de ser bonito, pequeño, grande a la vez, por tener un paisaje natural inmenso que lo envuelve, tiene unas personas buenas, serviciales, amigos de los de verdad, que cuando te abren el corazón te hacen de aquí sin necesidad de cambiar pasaportes y ni registros de nacimientos. Si quieres a Villaluenga del Rosario, si te entregas a ella con espíritu de colaborar, de servir, desde ese altruismo y gratuidad que aquí se valoran tanto te conviertes en uno más.
Pero si lo que haces lo haces con algún interés nunca serás del todo de este bendito pueblo.
¡Qué lección más importante nos dan nuestros convecinos al resto del mundo!
Sí, porque el mundo camina según el interés que proceda, hace las cosas siguiendo un itinerario que todo se puede comprar, todo está en venta, todo se puede desechar y tirar a la basura según convenga.
El mundo ha perdido el norte y ha olvidado en el arcén del camino su sentido humanista y aquí en Villaluenga, como en el resto de pequeños pueblos que mantienen su pureza, se mantiene ese sentido de forma indeleble y por eso y mucho más me encuentro tan a gusto en un lugar como este donde me dan lecciones cada día, a cada instante, a cada paso que doy.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario