Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
¿Vivimos en la Luz o por lo contrario lo hacemos en la oscuridad?
Muchos podrán sacar el chascarrillo que según esté o no la bombilla encendida, pero no estoy hablando de eso, estoy hablando de lo que en verdad nos hace ser unas personas u otras.
¿¡Vivimos en la Luz que ilumina todo, que hace que nuestro camino, difícil o no, sea claro y se perciban los recovecos? ¿Vivimos en esa clase de Luz que nuestra vida sea una continua donación, que estemos siempre no solo con las manos sino con los brazos abiertos para recibir a tantos que están tan faltos de ese calor, de ese cariño, de sentirse querido? ¿Vivimos en esa inmensa Luz que haces que las cosas de Dios sean también cosas tuyas, que sientas arden en tu corazón cuando Él se manifiesta en hechos y Palabras? ¿Vivimos en esa Luz que sintamos a nuestra Madre Iglesia como propia Casa y hagamos lo imposible para nuestras limitadas fuerzas para servirla, trabajar por ella y defenderla con tu propia vida pues en verdad estás haciéndolo con tu propio Hogar? ¿Vivimos en esa clara Luz que nos regala el Santo Espíritu para ver, hacer, decir lo justo en el momento oportuno? ¿Tenemos en nuestro ser esa clase de Luz que hace que ayudemos a nuestro prójimo, a nuestros vecinos, a nuestras propia familia, a los que tenemos cerca y que la mayoría de las veces ni le prestamos atención?
O vivimos en esa oscura ciénaga donde no solo no se ve nada, no sentimos nada, no percibimos nada, porque la frialdad habita en nuestro ser, nuestra tibieza nos hace ser hombre y mujeres de poco fiar pues incluso te hace pensar que ni te puedes fiar de ti mismo, porque el corazón se ha vuelto tan pétreo que ha dejado de ser corazón, donde Dios, si alguna vez estuvo, ha sido eliminado, donde se adoran a tantos becerros de oros ya que se busca la eterna felicidad en las cosas finitas, las que mueren, las que nos hacen estar muertos en vida...
Yo pido a Dios todos los días vivir y gozar de esa Luz que regala y exhala constantemente para con todos sus hijos, yo ruego a Dios que por mi testimonio de vida también pueda ser pequeña e ínfima lámpara que lleve a muchos, también esos que viven en la oscuridad, esa llama, esa Luz que lo acerquen a la Verdad, a la Libertad, de ser y sentirse hijos de Dios.
Pero al final nosotros decidimos si vivimos en la Luz o lo hacemos en la oscuridad.
¡Feliz domingo!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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