Buen día nos dé Dios.
Ya vienen los Reyes, caminito de Belén...
Reyes sabios, humanistas, de una grandeza de visión que son capaces de comprender los secretos que alberga este mundo, que son eruditos en diversas materias, que todos los días quieren aprender más porque les apasiona el conocimiento.
Reyes que siéndolo todo aquí en la Tierra se dejaron guiar por una señal inexplicable para sus amplias entendederas. Ellos poseedores del conocimiento y del saber se les presenta una incognita que no habian barajado como es poder ser testigos del acontecimiento que hará temblar los cimientos de este mundo, de ver esa clase de luz que mitiga lo poco y alumbra a tantos. Ellos que conocen todo de cielo, mar y tierra se quedan desbordados ante la presencia de un Niño que ha nacido en una fría gruta en medio del campo, de los pastores que dormitaban, mientras los poderosos se hacían los dormidos pues quien tiene sus sentidos en el vil metal no puede descansar y cerrar los ojos.
Ellos, Reyes, Magos, Sabios, poseedores de una clase de conocimiento tan amplio que la sabiduría se concentra en sus manos quedan arrodillados ante la Presencia de una Grandeza tan impresionante como es un simple y humilde Niño que se le ve indefenso pero que es en sí el mismo Dios.
Su Poder no es el poder que ellos conocen, su Grandeza no es la grandeza que ellos, por más que conozcan, puedan tener a lo largo de sus luengas vidas.
Sí, ya los Sabios ungidos en Majestad han emprendido viaje para ver y comprobar como Dios nace en un simple portal.
Que nadie nos robe la Ilusión que traen estos Sabios que cada año van al encuentro de Jesús hecho Niño.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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