Buen día nos dé Dios.
Dicen que la curiosidad mata al gato, pero no solo a él sino a todos los que tornan sus vidas en esa malsana curiosidad que que no es el interés que nos debemos tomar con el fin de ayudar de la manera que sea.
La malsana curiosidad es la que hace que intentemos conocer para juzgar, prejuzgar y criticar. Mira, este..., si yo ya lo sabía..., no era tanto pues mira lo que tiene..., no es oro todo lo que reluce...
Y así pasamos parte de la vida mirando y curioseando las miserias de los demás mientras las nuestras permanecen guardadas en esa caja fuerte porque si nuestro hermano tiene que esconder nosotros también pues todos somos pecadores, todos cometemos faltas, a todos en algún momento nos ha ido mal, hemos tropezado, no hemos actuado bien aunque sea sin darnos cuenta.
Hay que ser curioso para bien, para mostrar un interés no por lo que pueda o no tener la persona que tenemos enfrente sino para si hace falta ayudarla de la manera que necesite pues en esta vida no todo es dinero sino también comprensión, respeto, tolerancia.
Por eso la curiosidad mata al gato pero también a nosotros pues el gato al menos tiene siete vidas y nosotros solo una. Esa es la gran diferencia.
Aunque he de reconocer que mi gatito Pitufino es el menos curioso del mundo entero y solo muestra interés para lo que él lo tiene.
Feliz jueves.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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