Buen día nos dé Dios.
En cada amanecer, en cada día, nacen a nuestro alrededor muchos brotes de vida que hacen que la nuestra se sumerja en la Esperanza y en la Alegría.
Cuando nos levantamos muchos lo hacen con ganas y otros con cansancio pesaroso pero tantos unos como otros al descorrer la cortina y abrir la ventana se deben inundar del milagro que supone el ver con propios ojos el nuevo milagro de cada día que es en sí cada nuevo día.
Hay que reconocer que un lugar bello siempre hace mucho más que otro que no lo sea pero si miras con los ojos del corazón seguro eres capaz de percibir la belleza que te envuelve aunque lo que veas no lo sea tanto. En definitiva la Belleza la llevamos nosotros en nuestro interior y si la alimentamos estaremos creando espacios donde lo más bonito redunde y gane terreno a la fealdad.
Sí, ese brotes de vida que vemos cada mañana cuando abrimos la ventana es el que tenemos sembrado y ha echado raíces en nuestro propio corazón. Quién se gusta y degusta lo bonito que Dios nos regala a cada instante está orando con la mirada, está rezando con el mismo corazón, está dando gracias a cada latido del mismo alma que en la Esperanza de cada día hace que nos demos cuenta de que todo lo que nos rodea es simplemente Amor.
Eso es lo que he sentido cuando he presenciado ese nuevo milagro, ese inmenso regalo, que es ver amanecer.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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