Buen día nos dé Dios.
En estos días en los que hace tanto frío, en estos días en los que apetece moverse lo menos posible, en estos días en los que gusta estar y sentir el calor de hogar, en estos días en los uno siente la necesidad de dar y recibir cariño, en estos días se necesita más que el comer vivir la calidez que nos ofrece Dios en cada instante de nuestra vida.
Puedes tener mucho frío pero si sientes el calor de un abrazo, el cariño hecho palabra de un te quiero, te necesito, te apoyo, si sientes que te encuentras con el Señor tú a Tú por medio de la Eucaristía, de la Adoración, de la Oración o de la Evangelización como modelo de vida seguro que el frío se disipa porque sientes arder el corazón.
Y por mucho frío que pueda haber, mucha lluvia pueda caer o la nieve encale de blanco tejados y montañas si te piden que salgas como un acto de justa correspondencia al amor, a la fidelidad, a la entrega, lo haces y punto porque si no estaríamos haciéndonos unos seres más egoístas, más ególatras, donde el Yo mimé conmigo se hace verdad a base de hacer que sea verdad.
En esta fotografía Enriqueta me espera a la puerta de la Atalaya porque necesitaba salir. Recuerdo que hacía un día malo, lluvioso y muy frío. Lo que me apetecía era quedarme en casa, al calor de la chimenea. Ella todo el día está intentando hacernos feliz, siempre tiene un beso, un cariño, unos ojos que demuestran a las claras el cariño que nos tiene, que nos defiende cuando percibe que podemos sentirnos agredidos, que es capaz de permanecer en alerta si nos ve tristes, que se entrega y ofrece desde el amor y el cariño, desde la fidelidad más entregada. ¿No vamos a pasear a Enriqueta por muy mal tiempo que haya?
La respuesta general sería un SI rotundo.
Y si en vez de Enriqueta es Dios el que te pide salgas fuera, a pesar del frío, el viento, la nieve, la incomprensión, la injusticia, la persecución, a testimoniar con tu vida el Evangelio. ¿Seriamos capaces de hacerlo?
Piensa que Dios mira como Enriqueta; con amor, entrega y suprema fidelidad.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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