Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Cuando miramos, observamos y admiramos los vestigios del pasado que están presente en nuestros días comprobamos como un pedazo de historia nos rodea como si nada.
Vestigio de un pasado que puede albergar muchos siglos o tan sólo décadas y el que estén ahí nos recuerda que es lo que pasó, como llegaron hasta ahí y lo que sucedió a posteriori.
Ahora somos mucho de eso de "derribar" lo que no nos gusta en alza a poner el valor una memoria del resentimiento porque no la podemos confundir con la historia. Historia es lo que sucedió para bien o para mal y el resentimientos, venga de donde venga, es borrar esos vestigios porque en sus corazones albergan el odio y también la mediocridad no lo olvidemos nunca.
Quitar del medio algo que nos recuerda un pasado no es eliminar esa etapa de la historia ni tampoco hacer justicia sino el eliminar elementos de juicio que nos enseñan que es o que no es lo que tenemos que hacer.
La memoria que elimina los vestigios de nuestro pasado, sean del signo que sean, es la de los desmemoriados, la de los mediocres que imponen la mediocridad como asignatura troncal de nuestras propias vidas, la que quieren hacer desaparecer todo lo que a ellos no les guste y punto. ¡Craso error!
Y entre los elementos a quitar del medio están también los símbolos religiosos que atañen concretamente a la religión cristiana y más hondamente a la católica pues Dios molesta más que todo vestigio del pasado para esos que cobran pingües estipendios por pensar con la memoria dormida y el ardoroso rencor en sus carbonizados corazones.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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