Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Hoy cuando me he levantado y he abierto la ventana he visto como el cielo aparecía como unas nubecillas pintaban el mismo y recordé los amaneceres de los días de invierno donde los colores se entrelazan haciendo un extraordinario lienzo de inimaginables colores.
¡Y le he hecho una foto!
Al poco el cielo aparecía con la uniformidad propia de estos días.
Tenemos todo a mano para captar la hermosura y la belleza desde lo más grande a lo más insospechado. Lo malo es que en demasiadas ocasiones nos falta esa pizca de sensibilidad para degustarlo y descubrirlo.
Hasta en los días grises hay que saber buscar el color, las distintas tonalidades que nos rodean. Mirad, las rocas de la montaña que tengo frente a mi son grises pero según en que momento las mire siempre aparecen distintas.
No hay días grises, somos nosotros los que hacemos que así sean.
Rasca tu sensibilidad para saber apreciar el color de una mirada, de una sonrisa, de una palabra amable, de un gesto de cariño, de unos brazos que te abrazan, de unas risas o un saludo espontáneo.
Rasca tu sensibilidad para saber apreciar todo lo bonito, todo lo bello que nos rodea a diario pues todo es obra de Dios que nos lo ofrece a cada uno de nosotros como el mejor de los regalos.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
Quiero seguir esta página, espero que así sea la forma.
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