sábado, 30 de julio de 2016

30 de julio. Allá donde se pierden las miradas... (A Hetepheres)



Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
¿Qué es lo que hay en la mente y el corazón de cada uno cuando su mirada se pierde ante el inmenso horizonte?
Nadie salvo Dios y la misma persona lo saben.
Pero es verdad que cuando nos encontramos solos en la inmensa soledad ante lo majestuoso y agreste de la misma naturaleza nuestra mirada se fija en un punto indeterminado, nuestro particular horizonte, y nuestros pensamientos, reflexiones, recuerdos y oraciones fluyen solos porque ellos también están en libertad.
Ahí es donde nos sentimos como más libres, en medio del todo y de la nada, somos Libres como nos lo recuerda constantemente Jesús.
Necesitamos salir de las propias barreras que nos vamos poniendo, creamos o nos imponen porque necesitamos respirar, que el aire puro, libre, llegue a nuestros desgastados pulmones de respirar siempre lo mismo, siempre igual.
Por eso nos gusta "perdernos" para quedarnos a solas con Dios y con su obra majestuosa para que mirando y admirando ese punto fijo, nuestro particular horizonte, hablarle sin ataduras y escucharle a corazón abierto.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
Quiero dedicar esta reflexión a Hetepheres. Ella sabe por qué...

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