Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Algunas veces me recreo mirando a lo lejos lo que tengo tan cerca de mí porque me gusta verlo esa perspectiva que te ofrece ser más objetivo con lo que te rodea.
Pienso que cuando te entregas tienes que hacerlo sabiendo todo lo que puedes afrontar y desde los diversos campos que se abren a ti.
Soy de los que me gusta ponerme en lo mejor y lo peor porque así transito con más comodidad el trayecto que va de uno a otro.
Me gusta la objetividad que lleva a esa independencia para hacer lo que tengas que hacer sin perder un atisbo de pasión aunque conservando la idea prefijada de prestar un servicio a todos.
Por eso pienso mucho, en ocasiones demasiado, antes de hablar, hacer, actuar aunque cuando la decisión está tomada sigo el camino sin detenerme pase lo que pase.
Otro gallo nos cantaría si fuésemos algo más reflexivos, si pensáramos más lo que tenemos que hacer. Muchas veces cometemos errores por ir por la vida sin pensar en las consecuencias de nuestros propios actos.
Errores tenemos que cometer, caernos tenemos que caernos, rasgarnos la rodilla, magullarnos, y todo eso es bueno porque nos hace ver que en algunas ocasiones, por muy pensadas y programadas, la realidad difiere en todo lo que teníamos en mente.
Si te caes: ¡¡Levántate!! No tienes otra y además lo que viene después te aseguro que es mucho mejor porque lo vivirás y observarás desde la experiencia de la propia madurez.
El Señor nos ofrece el Camino, el báculo y también las tiritas para cuando nos caigamos.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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