Buen día nos de Dios. Si miramos a cada lado de lo que nos rodea puede ser que comprobemos falta de comunicación en todos los niveles. Mucho de lo que nos sucede a diario es por falta de comunicación. Un mundo donde prevalece el ruido, los gritos, exabruptos, los monólogos entre unos y otros no puede caminar por el sendero del bien. Para hablar falta escuchar primero. ¡Y que poco escuchamos a los que nos rodean! Parece solo tenemos tiempo para oír nuestra propia voz y pensamiento doblegando al arcén del olvido lo que piensen u opinen los demás. Nos excusamos de la falta tiempo para no distraernos de nuestra mayor y meritoria acción: ¡Mirarnos el ombligo! Solo cuando sepamos olvidarnos de nosotros empezaremos a escuchar a los demás y a través de esta sana conducta llegar a comunicarnos con el hermano que esta a mi lado y que necesita compartir su vida, pensamientos, dudas y sufrimientos. Piensa que Dios siempre nos escucha. ¿Seremos capaces de hacer lo mismo con los demás? Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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