Buen día nos de Dios. Orar es conversar con Dios desde la intensa intimidad del espíritu. Si fuéramos conscientes de las innumerables ventajas que tiene para nosotros el poder de la oración estaríamos rezando a cada instante. Me decía en días pasados un gran amigo sacerdote que cuando uno está bien ora con el alma y cuando se encuentra enfermo lo hace con el cuerpo. Las dos opciones las he experimentado y las dos son de gran intensidad pues notas como cada palabra, cada pensamiento sale de nuestro ser al encuentro del Señor. Cuando oramos tenemos que estar pendientes y preparados para lo que nos quiera decir el Señor y que puede suponer que no tenga nada que ver con lo que estamos pidiendo porque Él solamente sabe lo que realmente necesitamos y es bueno para nosotros. Oremos siempre, a cada instante de nuestra vida porque hablar con Dios es como una larga conversación que siempre parece demasiado corta. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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