Buen día nos de Dios. Parece que han bajado algo las temperaturas por esta parte del mundo y cuando un leve frescor me roza la piel pienso que no valoramos las cosas hasta que nos faltan. Cuando hace mucho calor añoramos el frío y así también a la inversa. No podemos dejar todo para el último minuto pues cuando queramos darnos cuenta puede ser demasiado tarde. No dejemos para mañana decir te quiero a nuestros seres queridos, dar ánimos a quién tanto lo necesita, valorar el esfuerzo de los demás, pedir perdón y perdonar las faltas y los agravios, no humillar a nadie y sembrar el bien para aniquilar el mal. No dejemos para mañana escuchar lo que nos tengan que decir, preguntar lo que queramos saber, acompañar a nuestros mayores y hacernos niños con corazón de niño para comprender la verdadera grandeza del Amor de Dios. No, no dejemos para mañana el bien que podamos hacer hoy, rezar como si fuera la ultima vez porque, en definitiva, el mañana es tan abstracto y lejano que puede que nunca lleguemos a él. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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