domingo, 10 de agosto de 2014

desde el tren. 10 de agosto.

Buen día nos de Dios. El día ha amanecido apaciblemente tranquilo en Villaluenga del Rosario después de la alegría, jolgorio y trabajo derrochado ayer en la celebración del Toro de Cuerda. Hoy domingo, día del Señor, vuelve a ser un día para la íntima reflexión, para el goce absoluto de celebrar la Eucaristía, para comulgar Su Bendito Cuerpo y Su Preciosa Sangre y hacer que nuestros limitados cuerpos llenos de herrumbre, por lo menos en mi caso, se convierta en un limpio y brillante Sagrario temporal Suyo. Dios toma de lo que es Suyo: ¡A todos nosotros! Pero, ¿Vamos suficientemente preparados para celebrar y recibir la Eucaristía? ¿Somos consciente de que lo que entra en nuestro cuerpo no es un pedazo de pan sin el Cuerpo de nuestro Salvador? ¿Por qué muchos que van a Misa no comulgan y se pierden ese privilegio que tenemos los hijos de Dios? ¿Tanto miedo da el confesarse? Cuando esto último es ponerse en Paz con Dios y con nosotros mismos. ¿Cuántos no van a Misa, siendo creyentes, y lo hacen cuando sale una procesión? ¿Y cuantos no lo hacen teniendo fe aduciendo mil objeciones siendo la primera y única los propios miedos, incoherencias, incertidumbres de cada uno? Hoy es el mejor día para reencontrarnos todos con Cristo Eucaristía, celebrar el Santo Sacrificio de la Misa, confesar nuestros pecados que nos ensucian tanto, comulgar para dejar que Jesús entre de una vez por todas en nuestras vidas, vivir la fe en comunidad, con nuestros hermanos, en nuestra Iglesia. Hoy es un día extraordinario para vivir con pasión nuestra fe. Aquí en mi querido pueblo después de la Santa Misa de la una de la tarde saldrá en procesión nuestro Patrón San Roque para que bendiga cada rincón de este bendito lugar así como a todos sus habitantes. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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