miércoles, 23 de mayo de 2018

23 de mayo. Ser Campeón...


Buen día nos dé Dios.
¿Cuántas veces has tenido que parar el paso, detenerte y sentarte al lado de la carretera porque el cansancio, los padecimientos, los problemas, los dolores no te han permitido continuar? Muchas, ¿verdad?
Cuando eres joven piensas que puedes con el mundo, cuando la madurez se instala en tu vida sabes que es más bien al contrario. Cuando eres joven eres demasiado orgulloso para admitir que estás cansando, que no puedes conseguir esa meta, que estás preparado para conseguir ser el campeón y cuando los años te acompañan como si de una mochila se tratara sabes por experiencia propia que si el cansancio vence lo mejor es descansar, que a lo mejor la meta a conseguir no era la prefijada sino esa que te ha surgido en el camino y te hace parar y reflexionar, que no tenemos que ser los mejores en todo, que nuestra liga, nuestro campeonato, se juega en otros estadios, en otros campos, que saber vivir es ya saberse campeón en muchas cosas.
Campeón tenemos que serlo en hacer el Bien sin mirar a quién, en servir a los demás que es una forma entregada de amar a Dios sobre todas las cosas, en hacer feliz a quienes nos rodean, en escuchar a aquellos que nadie les escucha, en perdonar incluso a los que nos quieren mal y pedir que el Señor sea justo con esos que se dedican a destrozar a los otros que no piensan como aquellos.
Campeón en la vida es darle un sentido profundo desde la Fe vivida y desde la coherencia del compromiso, campeón es dedicarle tiempo a los seres queridos y rezar mucho por todos así como por ti.
Campeón es acordarte y priorizar las cosas de los demás olvidándote incluso un poco de ti mismo en ese yo mimé conmigo que pensamos cuando nos ponemos frente al espejo.
La vida la tenemos que ver con nuestros ojos pero no desde nuestros ojos pues entonces todo será muy parcial, muy limitado, muy poco efectivo. La vida es esa larga carretera que siempre parece demasiado corta cuando nos llega la hora de parar, sentarnos y acostumbrarnos a ver a los otros pasar.
Y para ser un verdadero campeón en esta vida es muy necesario que aunque te duela hasta el alma, te pese hasta el aire que respiras, nuestros ánimos estén por los suelos, nos levantemos de ese banco y empezar a caminar, a nuestro paso, a nuestro ritmo, porque la vida hay que vivirla intensamente y en plenitud, porque si nos quedamos parados nuestra mente se aletarga y empezamos a morir en vida Y Dios no nos la ha regalado para desperdiciarla gratuitamente sino para que desde nuestro aquí y ahora llevar su Palabra a todos sin excepción.
¡Feliz miércoles!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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