Buen día nos dé Dios.
Hay imágenes que enseguida se te quedan fijas en la retina de la propia memoria y nos hace ver, saborer e incluso oler ese plácido perfume que tiene, o debería tener, el Hogar.
Tener una casa es distinto a crear un Hogar. El continente puede ser bonito, estar radicado en el mejor de los lugares, situado en ese sitio que a tí te hace tan feliz, estar equipado con lo mejor de lo mejor pero si el mismo no contiene un Hogar entonces siempre aparece un lugar frío, un lugar vacío, aunque esté lleno, un lugar que casi no vale la pena estar mucho tiempo en él...
Puedes que la casa sea pequeña, tenga lo indispensable, pero al ser un Hogar sobra todo porque en verdad contiene lo más importante. Para que un Hogar sea verdadero Hogar debe estar alojado desde siempre Dios que es el que une, el que fija, el pegamento entre todos, el que nos proporciona ese calor, ese color, a base del Amor que nos entrega a todos por igual.
Un Hogar sin Amor no es un Hogar...
Sentirte en el Hogar es cuando llegas y respiras un aire distinto, tu cuerpo se relaja, notas ese calor necesario si es invierno o esa frescura si es verano aunque nada esté encendido, es sentarte y descansar, es decir esta es mi casa pero sobre todo mi Hogar.
Es darle un beso a tu pareja que te espera con una sonrisa, es encontrarte con la Familia que has creado y Dios te ha dado, es sentir que dentro del mundo tú tienes tu particular universo, es vivir de forma más acompasada como si disfrutarás de cada instante.
Es recrearte en tus recuerdos con gratitud y nunca con desesperanza.
Sí, se puede tener la mejor de la mejor casa pues eso se puede comprar con dinero, pero el Hogar no hay dinero que lo pague, que lo pueda comprar...
¡Feliz viernes!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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