Buen día nos dé Dios.
Todo en la vida es según con el cristal con el que lo miras...
¡Gran verdad! Porque si estamos alegres vemos vida con alegría, si estamos tristes con tristeza, si estamos ilusionados con Esperanza, si estamos desconsolados con apatía, con ese tipo de hastío que hace no nos interese nada ni nadie.
Si el cristal esta limpio lo vemos todo con claridad y eso nos ofrece también seguridad.
Si el cristal está sucio todo lo vemos como difuminado, nos cuesta mirar y eso nos hace no confiarnos en demasía.
Si el cristal está demasiado alto anhelamos con toda el alma asomarnos y tocar ese poquito de libertad que nos ofrece lo que tras el se presenta. Si el cristal está frente a nuestros ojos a lo mejor ni le echamos cuenta como nos ocurre muy a menudo con lo que nos perdemos media vida sin ver lo que pasa.
¿Y si el cristal está roto? ¿Y si se presenta ante nosotros como una agrietada tela de araña? ¿Qué hacemos cuando alguien agrede nuestro entorno? ¿Qué hacemos cuando alguien con sus interesados mensajes apocalípticos quieren destrozarnos por pensar, creer o ser como somos?
Lo más normal es mirar para otro lado, pensar en otras cosas, ver lo que en realidad queremos ver, porque no vale la pena amargarnos con amarguras que creemos no llevan a ningún lado. ¡Qué falacia! El mal, lo pernicioso, lo que nos causa dolor, no desaparece porque no lo miremos sino cuando le hacemos frente, cuando miramos entre las rendijas de ese cristal roto y vemos la realidad de las cosas, observamos como caen las máscaras de tanta falsedad, de tanta hipocresía, de tanto interés...
No mirar el cristal agrietado es un acto de inmensa cobardía que hace que los que siembran la mala semilla sigan haciéndolo a sus anchas sin que nada ni nadie les plante cara.
No mirar el cristal agrietado y roto es seguir permitiendo que esos que se aprovechan de la buena voluntad de los otros sigan haciéndolo mientras venden una imagen fraterna y bienhechora.
No mirar el cristal agrietado es ser igualmente responsable de todo el mal que le pase a tu prójimo porque tu cobardía, tu mediocre sentido del honor, hace que así sea.
No mirar el cristal agrietado en verdad, si tenemos Fe en Cristo, es un pecado porque deniegas auxilio, porque no amas a nadie, porque tus nobles sentimientos cojean haciendo surcos en la tierra para la buena siembra se pierda.
Me gusta ver la vida con el cristal que lo miro pero si está agrietado mucho mejor porque así puedo demostrarme a mí mismo que soy de Dios.
¡Feliz viernes!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario