miércoles, 16 de mayo de 2018

16 de mayo. La grandeza de los pequeños pueblos.

La imagen puede contener: árbol, planta, cielo, exterior y naturaleza

Buen día nos dé Dios.
En las grandes ciudades, en las metropolitanas urbes, cada vez se tiene como propio el alejamiento del concepto de Dios, de Fe, de religiosidad, de devoción y hasta las campanas de una Iglesia deben ser silenciadas extirpandónlas de todo sonido que nos recuerde que el Señor está siempre con nosotros.
Eso en otras culturas, con otras religiones, sería impensable por unos como por otros. Pero lo católico, lo católico puede aguantarlo todo y más también.
En muchos lugares de España y Europa se ven preciosas Iglesias tanto por su majestuosidad o por su inmensa sencillez. Muchas se llenan a la hora de celebrar la Eucaristía y otras se las pueden ver más vacía que lo deseado. Muchas son visitadas por algún fiel entre tantos cientos de turistas...
Poco a poco obedeciendo un mezquino y torcido interés se ha intentado alejar a la gente normal y corriente de Dios y de la Iglesia ofreciéndole una vida donde el mayor sentido sea el tener una existencia lo más feliz posible donde el dolor, la enfermedad y la muerte no están y cuando llegan se les hace desaparecer.
Nos han invadido, con nuestro consentimiento, miles de artilugios de avanzada tecnología que nos venden que nos harán la vida más cómoda cuando en realidad es que nos tienen controlado todo lo que hacemos desde que nos levantamos hasta que la noche cierra nuestros párpados.
Nos han dicho que Dios es culpable de todo lo malo que sucede y nos sucede así como lo bueno, la cara feliz de la vida, es porque ellos se han ocupado de que así sea.
Y claro con el consentimiento de muchos y el silencio de todos vemos a Dios a lo lejos y la Iglesia no está de moda pues no hace nada por la humanidad...
Todo este planteamiento que es una palpable realidad queda deslegitimada cuando viven en un pequeño pueblo pues la Iglesia, tanto edificio como devoción, forma parte de sus vidas, de su cultura, de sus raíces, de su propia esencia. En los pequeños pueblos todavía se intenta mantener esas fechas, esas festividades, esos días, que han pasado de abuelos a padres de generación en generación, hasta llegar los hijos como forma indiscutible de lo que es la Fe y la Tradición de cada sitio en concreto.
Son los pequeños pueblos los que menos intoxicados están porque vivien en esa clase de pureza de lo auténtico, respirando aire puro, comiendo sano, trabajando de sol a sol, dando importancia a lo que en verdad lo tiene y haciendo grande cada sitio con su forma de vivir, su trabajo, su entrega...
En las grandes ciudades, en las metrópolis, encuentras de todo aunque en verdad te encuentres perdido y notes esa clase de soledad que es estar rodeado de mucha gente te conozca o no...
En los pequeños pueblos, donde no hay de todo lo que la urbe te ofrece, nunca te encuentras solo porque ellos en sí conforman una Familia que están para lo bueno y también para lo malo. En estos sitios encuentras y vives en Libertad pues sabes que lo eres.
Esta fotografía hecha el pasado lunes en Villaluenga del Rosario es balsámica pues en ella puedo notar lo que es vivir la Fe y la Tradición de todo un pueblo, pequeño, pero inmensamente Grande en todos los sentidos.
¡Feliz miércoles!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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