Buen día nos dé Dios.
Anoche me asomé a la ventana con la pretensión de ver la luna y no pudo ser pues habían tantas luces, farolas, iluminación, ventanas iluminadas, faros de coches, que me impedían ver la luz que buscaba.
En Villaluenga, donde no hay interferencias de ningún tipo, me era muy fácil pues sólo tenía que posar la mirada. Aquí todo es distinto pues hay demasiadas distracciones que hacen no prestemos la atención adecuada a lo que buscamos sin cesar.
Es como el que quiere escuchar el silencio en medio de una gran aglomeración, es como el que busca un grano de arena en medio de la playa.
Eso también pasa con nuestra Fe que cuando ansiamos vivirla plenamente nos encontramos con muchas distracciones, demasiados impedimentos, innumerables tentaciones que hacen que pospongamos todo hasta esa mejor ocasión que en verdad nunca llega.
Por eso si buscas esa luz que es capaz de iluminar tu vida no te dejes cegar por tanto que te rodea y que al final se convierte en una invitación a vivir en la oscuridad.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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