Buen día nos dé Dios.
Ayer veía con cierta estupefacción que no incredulidad como un querido amigo era insultado por las redes por un tema que no viene a cuento referir.
Leyendo esas frases, pocas aunque duras y malintencionadas, me di un poco más de cuenta lo mal que está el mundo, la cizaña que crece por todos lados persigue ahogarnos sin más.
Algunos se sostienen en esos tirantes de la mentira, de esconder la mano después de tirar la piedra, de malmeter, de tergiversar todo aunque sepa que es totalmente incierto lo que dice, lo que escribe, lo que cuelga.
Así está la cosa y como dicen en las noticias, así se lo estamos contando.
Pero no me negaréis que es triste el vivir rodeado con el tufo pestilente de la maldad. Que se puedan contar con los dedos de una mano quienes de verdad son amigos, quienes están a las duras y maduras, quienes te corrigen en privado y te apoyan en público...
Todo se ha convertido en una porqueriza amoral donde uno puede decir lo que quiera y si insulta y ofende a quién está enfrente peor para él pues el honor de puede restituir en los juzgados pero la sospecha que se ha introducido por las cañerías se convierte en loza perpetua.
Creo que todos los que más o menos los que estamos en la "esfera pública" hemos tenido alguna vez algún ataque realizados por personas que se creen dignas y en verdad han convertido su existencia en un estercolero para conseguir sus "fines".
En mi caso, a pesar de las presiones para llevarlos cara a la Justicia, hice efectivo el costoso y necesario ejercicio de guardar silencio y perdonar. Algunos de esos, al cabo de los años, todavía se ponen nerviosos ante mi presencia, les tiembla la voz y no saben que hacer. Es la mala conciencia que no les deja vivir. Dios los perdone porque yo en su momento lo hice y vivo muy Feliz
A las personas que son ofendidas gratuitamente les aconsejo que hagan lo que en conciencia deban hacer pero si les pido que no se abajen al terreno de los que difaman, ensucian, insultan pues hay que demostrarles que no todos somos iguales, que algunos tenemos respeto, educación y señorío.
Las porquerizas para los cerdos que ese precisamente no es nuestro lugar, nuestro lugar es seguir trabajando para llevar a cabo nuestra misión y sin hacer daño a nadie pues la maldad no hace bien a nadie y menos a quien hacen uso de ella.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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