viernes, 4 de agosto de 2017

4 de agosto. ¿Hace calor, verdad?

La imagen puede contener: cielo y exterior

Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
¿Hace calor, verdad?
¿A que no apetece ni salir de casa porque en cuanto pones el pie en la calle el cuerpo parece que se te viene para abajo?
En cuanto podemos cerramos la puerta de casa y la vida queda fuera para sentarnos y buscar esa ráfaga de aire que no pasa por ningún lado.
¿Te has dado cuenta que el calor nos hace estar de mal humor? Bueno, el calor, el frío, la lluvia, el viento...
Estamos en un mundo donde sobra los malos humores y donde faltan más miradas de cariño, más abrazos fuertes, más cercanía en los sentimientos, más dar que recibir. Estamos hablando de otra clase de calor.
Cuando el tiempo es recio ya sea por frío o calor siempre me acuerdo de esos que no tienen de nada y tienen que bregar con las inclemencias seas cuales sean, me acuerdo de los trabajadores a pie de calle o que trabajan en el exterior, de todos los que no pueden buscar esa ráfaga de aire fresco...
Sí, me acuerdo de esas religiosas, esos religiosos, esos laicos que viven su vocación de servicio a Dios ayudando a los más necesitados, Para ellos no hay calor ni frío, ni viento y menos lluvia para acercarse a la casa de aquél que por no tener nada carece hasta de salud.
Hace calor, hemos entrado de lleno en la enésima ola de este verano, los cuerpos se vienen para abajo y aparece el mal humor. Es tan cierto como que nuestro carácter cambia y el cuerpo se viene para abajo.
Pero os pido que no nos falte ese calor humano de ofrecer nuestra mano a todos, de hacer el Bien sin mirar a quién, de donarte hasta el extremo de quedarte sin nada aunque a los ojos del Padre serás el más rico del Cielo. Damos demasiada importancia a los bienes aquí en la Tierra cuando lo importante es hacer mucho para gozar de la Plenitud, de la Paz y de la Felicidad en la Gloria.
Os pido que con este calor, mientras buscáis esa ráfaga de aire fresco, recemos porque la oración es un bien necesario sobre los demás y para nosotros mismos porque cuando terminas sientes una paz, te ha confortado tanto, que a pesar de calor reinante sientes un rico frescor en el alma.
Feliz viernes.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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