Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Seamos sencillos, humildes, dispuestos, entregados...
Seamos dóciles a la Palabra, a los Mandamientos del Señor.
Seamos Fieles como la Fidelidad de María que hoy celebramos su Asunción a los Cielos.
Seamos correosos ante las dificultades, fuertes ante las tempestades, prudentes ante el frío, la lluvia, el sol y el calor.
Reservemos nuestras fuerzas para fines mayores y no quememos munición en ese artificio que en demasiadas ocasiones nos rodea.
Muchas veces he dicho en voz alta que me gustaría ser como un burrillo pues en él veo esa clase de fidelidad, esa clase de entrega, esa clase de docilidad, esa clase de fuerza, con la que me gustaría servir a Dios y por medio de Él a los demás.
Son tantos los que desprecian a los burritos porque se creen mejores, más fuertes, más inteligentes, más capaces...
Pero Dios nos quiere como niños: ¡Inocentes!
Con esa clase de inocencia que te admiras y confías en el Padre sin mayor reserva, con total gratuidad, con inmensa donación.
Así me gustaría ser, así rezo para ser, me gustaría tener la disposición de un burrillo que ponen todas su fuerzas en hacer lo que debe hacer.
Y así poder trabajar por el Reino de los Cielos sin importar qué peso llevo, si las fuerzas me fallan, sin pienso o no pienso, si hace frío o demasiado calor.
Feliz Día de la Asunción de María.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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