Buen día nos dé Dios.
Dicen que la Fe mueve montañas pero para que esto suceda tenemos que creernos que tenemos Fe.
Cuando no hacemos lo que decimos, cuando no sólo no creemos sino que además engañamos a propios y extraños haciéndoles creer que nuestra Fe es inamovible y en verdad dista mucho de ser cierto.
Vivir la Fe, vivir con Fe, no suele ser fácil para el que en su corazón alberga la sempiterna duda pues la duda crea desconfianza y la desconfianza un brutal sufrimiento.
Pero una vez que te encuentras con ella, una vez que te apoyas, una vez que profundizas es como ese colchón, ese cálido abrazo, ese lugar donde te recuestas y te encuentras bien y sobre todo Feliz.
Si tienes Fe también la tienes en ti mismo y por tanto en los demás.
Tener Fe no es una pose es vivir en plenitud.
Es saber que nada pasa por casualidad, es comprender que la existencia es camino más largo o más corto, es tener la certidumbre que el final es un nuevo comienzo pero más profundo, más vital, más pleno.
Doy gracias a Dios por la Fe que me ha regalado, le pido que la afiance, hasta que en mi corazón anide por y para siempre porque así puedo transmitirla a los demás como el mejor, el mayor regalo que puedo ofrecer en humildad.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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