Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Ayer, Día del Carmen, tengo que reconocer que fue un gran día, un día lleno de vivencias, de espiritualidad, de vivir ese gozo que nos regala Dios y la Santísima Virgen a cada instante.
Día de amigos, día entre amigos, día de vellos de punta ante honrosos servidores de nuestra querida España, día de recuerdos, día de emociones, día de poder ver y tocar la Fe en muchas partes y que en la tarde-noche se materializó en la Procesión de la Virgen del Carmen de Grazalema...
Día muy nuestro, muy de nosotros.
Siempre hay un día que se queda para el recuerdo y ayer lo fue y hoy también tiene que serlo porque también la cotidianidad tiene sus cosas buenas, sus momentos únicos que además son irrepetibles.
Hay días y días pero todos en su conjunto son necesarios, son imprescindibles, tienen su lógica y también aunque nosotros no lo queramos comprender tiene su por qué.
Vivir al calor de la Fe es hacerlo de manera diferente porque en verdad se vive en esa clase de Libertad que no te la da nadie de este mundo. No estás atento a llamadas, cartas, panegíricos, lisonjas o parabienes sino a ese pinchazo que sientes en el corazón cuando Dios lo toca a su manera.
Ayer fue un gran día del Carmen y hoy, en otro modo y manera, también debe serlo.
Feliz Lunes.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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