martes, 26 de enero de 2016

26 de enero. Inocencia que traspasa.




Buen día nos de Dios.

Al ver esta imagen de esta preciosa niña que a modo de buenos días ha compartido mi admiradoLuis Alva, misionero en esas tierras de Dios, he sentido que el brillo de la más rotunda de las Inocencias ha inundado todo.

Al ver la sonrisa, la mirada de esta pequeñita, he comprendido que aunque tengamos miles de problemas y preocupaciones vale la pena levantarse y seguir trabajando para que el futuro que representan los niños sea mucho mejor que nuestro presente.

La encomienda no es fácil porque hay que comprometerse al cien por cien aunque el premio es tan grande como ver crecer a los niños y que no les falte de nada. 

Es preservar que el tesoro de la inocencia permanezca en ellos siempre, es enseñarles cultura, valores, comportamientos que los hagan hombres y mujeres de bien.

Es acompañarles en el camino de la Fe atendiendo a sus fases como la más prodigiosa labor evangelizadora porque ellos serán los discípulos de ese mañana que aún está por llegar.

Y para todo eso es necesario que nosotros aprendamos de una vez por todas que el mundo no tiene color, raza, sexo sino que todos somos necesarios e importantes a los ojos de Dios que es nuestro Padre.

En los ojos y sonrisa de un niño se condesa y abarca que todos los esfuerzos son necesarios para construir un mundo mucho mejor.

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

Quiero dedicar esta reflexión a mi querido amigo y vecino Mateo Venegas Bazan un auténtico defensor de la inocencia, de los derechos, de los niños.

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