Buenos días Villaluenga.
Buen día nos de Dios.
Una densa niebla da humedad y frescor en este comienzo de este bonito sábado 2 de enero en mi bendito pueblo de Villaluenga del Rosario.
A la hora que hice la foto no había nadie salvo Antonio que venía de cuidar su ganado.
Antonio como Mateo, Diego, Agustín o tantos pastores de mi bendito pueblo se levantan cuando el amanecer ni se le espera y llegan a las tantas a sus casas.
Para ellos no hay días de fiestas, vacaciones, ni nada a lo que estamos acostumbrados los que vivimos instalados en el Estado no sólo de Bienestar sino de la comodidad.
Es un trabajo fuerte, de desgaste, de mucha entrega, de que las horas pasen frente a su mirada.
Y hoy, mi reflexión de todos los días quería que fuera dedicada a las personas más sabias que conozco: ¡Los pastores! Ellos ven como el tiempo pasa por delante de sus miradas siendo los mejores testigos.
Con mi reconocimiento personal os dejo una poesía inédita que estaba en mi pregón de la Feria y Fiestas de Villaluenga y que no pude leer por falta de tiempo:
Dicen que el camino se hace al andar,
y tú lo haces por cada día que pasa,
cuidando a tu ganado transitar,
en los prados que son como su casa.
Qué aquí la historia se escriba,
con vidas como las vuestras,
Pastores en cuerpo y alma,
Pastores, de Villaluenga.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
Nunca olvidemos que fueron precisamente los pastores los elegidos para adorar los primeros a Jesús. ¡Por algo será!
Hoy quiero dedicar esta reflexión a todos los pastores y sobre todo a los de mi bendito pueblo.
También se la quiero dedicar a quienes celebran su día bajo "El Dulce Nombre de Jesús" que de siempre ha sido el 2 de enero.
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