Buenos días Villaluenga.
Buen día nos de Dios.
Hoy la Iglesia celebra, es decir nosotros celebramos, el día del Bautismo del Señor.
Día trascendental en nuestras vidas toda vez que es el día que cada uno de nosotros rememoramos cuando recibimos este Sacramento que nos une a la Iglesia de Cristo, a la Familia del Señor.
Y pertenecer a la Madre Iglesia no es un paso más en la vida sino que con el tiempo, la gracia del Espíritu Santo y nuestras avidez por formarnos debemos llegar a ser hijos que quieren a su Madre y que siempre sean comprometidos con ella.
Mal hijo es el que abandona a su madre, no la mira y la aparta de su vida. Mal hijo es el que abandona a la Iglesia, no la mira, se aparta de ella y se jacta en criticarla tanto en público como en privado.
Cuantas veces hemos oído eso de "yo creo en dios no en la iglesia". No se puede creer en Dios, en Cristo sin querer y comprender a la Madre Iglesia. Lo que pasa es que nos hemos acostumbrado a construir, modelar, un dios a nuestra imagen y semejanza con una iglesia propia que vea bien lo ha que hacemos mal y vea mal lo que otros hagan bien o mal.
Un dios de bolsillo y de andar por casa que sea ciego, sordo y mudo a nuestras consciencias, Ese es el dios que quieren algunos para llevar su forma de vida a la propia vida.
Y Dios no es un dios de andar por casa porque Él es majestuoso, grande, eterno, justo, misericordioso, lleno de Amor y trata a sus hijos por igual como buen Padre que es.
Y ese es en el Dios que yo creo, en la Iglesia que vivo a diario, en la comunidad que conformamos en todo el mundo donde todos somos hermanos en un mismo Padre y en una misma Casa. Crecer en la fe junto a tus hermanos es más fácil y también más fructíferos a los ojos del Señor.
Hoy celebramos el Bautismo del Señor que es una forma de conmemorar en nuestro particular como un gran día de fiesta y alegría porque pertenecemos todos a la Gran Casa del Señor.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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