Buen día nos de Dios.
¿Y si hoy nos propusieramos hablar lo indispensable y escuchar más lo que nos tengan que decir?
Es verdad, creo que hablamos demasiado, yo el primero, y de tanto hablar nos repetimos.
Sobran conversadores y más que se dediquen a escuchar a los demás porque después nos quejamos de que nos estamos volviendo demasiado individualistas y que no queremos relacionarnos con nadie.
¿Y cómo lo vamos hacer si son tan pocos los que nos pueden escuchar?
Para hablar todo el mundo sirve, distinto es que la conversación sea o no interesante, pero para escuchar no todos están capacitados pues se necesita generosidad, entrega, humildad y comprender a quién te está abriendo el alma. No tienes porque compartir su opinión sino comprender estos.
La capacidad de escucha es vital para nuestro mundo, para nuestro día a día porque nos hace ser más humanos, más cercanos ante una sociedad fría e impávida como si fuera un basto muro de hormigón.
Es triste que para sentirnos "escuchados" tengamos que ir a las redes sociales que se han convertido en una gran casa para casi todos. Allí se encuentra lo mejor y lo peor pero al menos te dan un consuelo que no encuentras en tu particular día a día.
¿Os habéis dado cuenta que Jesús siempre nos escucha?
Cuando vamos a verlo al Sagrario no paramos de hablar y Él nos escucha aunque no nosotros a Su Divina Majestad. Sólo cuando callamos el tiempo se para y aparece Cristo que nos habla de Corazón a corazón.
¡Hagamos hoy la prueba! Hablemos menos para escuchar más.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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