miércoles, 17 de junio de 2015

desde el tren. 17 de junio. La vida en una rosa




Buen día nos de Dios. 

Hoy mi reflexión quiero que sirva de rayo de luz ante la tiniebla, que os pueda transmitir con palabras la sensación de bienestar y frescura que es empaparse con el olor a hierba mojada. 

Hoy mi reflexión quiero que sea esperanza y libertad que aunque tantos nos la quieren quitar es nuestra, es íntima porque Dios nos las ha otorgado desde el mismo momento de Nacer a la Vida. 

Hoy mi reflexión la condenso en la flor que para mí es belleza, elegancia, plenitud aunque no está carente de dolor y sacrificio como la misma vida. 

Mi flor y la de mi querida madre siempre fue la rosa.

Siempre ha habido rosales en casa que llenaban el ambiente de aroma sublime a la vez que evocador. 

Pero no hay rosas sin espinas, como la vida misma, por lo cual debes poner tu empeño en no pincharte pues el dolor que produce el desgarro es grande y parece no tener fin. ¡Y es que nuestras metas son tan limitadas y nuestros sufrimientos tan insufribles cuando nos falta la Fe! 

Pero cuando salvas los obstáculos te embelesa su delicada perfección, su elegancia, su delicadeza. Al momento sentimos su olor penetrante, profundo, embriagador y cerrando los ojos nos imaginamos que estamos tocando un pedacito de cielo. 

Es un rosal una preciosa, casi poética, comparación de la misma vida donde los padecimientos, los sufrimientos, las enfermedades, ingratitudes son esas dolorosas espinas que se clavan en nuestra piel desgarrandola y la rosa en su perfecta conjunción de forma, color, textura y aroma es la felicidad llena de libertad y Esperanza que cada día el Buen Dios nos ofrece y que sólo los corazones sensibles, humildes y mansos son capaces de descubrir la grandeza de la pequeñez de una simple rosa en todo y en todos los que nos rodean. 

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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