domingo, 7 de junio de 2015

desde el tren. 6 de junio.



Buen día nos de Dios.


¿No os ha pasado a veces que cuando tenemos una mota de polvo en el cristal de la gafa vemos como si lo que estamos contemplando está manchado?



Eso también nos pasa con las personas pues muchas veces en vez de preocuparnos por conocerlas a fondo, en saber sus sentimientos, como piensan, que les preocupa, que les puede gustar, si creen o todo lo contrario pues nos quedamos con esa mota, como si la lente estuviera manchada, porque no nos cayó demasiado bien cuando la conocimos, no nos hablaron bien de aquella prestando oídos a los chismes, ha habido un cierto distanciamiento y no sabemos el por qué o simplemente no la conocemos.

Es necesario limpiar la lente con la que miramos y nos relacionamos con los demás en nuestra vida para ver la realidad sin suciedades y deformaciones porque además de cometer un grave error de injusticia también nos estaremos perdiendo la única oportunidad de conocer a alguien de verdad con sus virtudes y sus flaquezas. Estamos demasiado absortos en nosotros mismos que parece que preferimos vivir con las lentes manchadas porque hay que hacer un pequeño esfuerzo para limpiarlas, hay que poner voluntad, que hacer que brille la realidad tal cual es.

Demos una oportunidad a los demás y vamos a darnos también nosotros esa oportunidad para conocer en verdad las personas que están tan cerca de nosotros que incluso ni llegamos a ver.

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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