Buenos días Villaluenga.
Buen día nos de Dios.
Domingo plácido, tranquilo, lleno de sosiego en este lugar del mundo donde se puede respirar la propia paz.
Después de un día convulso en muchos lugares de nuestra querida España, después de coger los bastones de mando de muchas ciudades personas que dicen querer lo mejor aunque sus intenciones no son tan generosas, cuando las convulsiones sociales se han manifestado en votos y han colocado en los sillones de alcaldías de peso a personas que abominan de Dios, de lo que representa, de lo que significa por mucho que nos "vendan" que ellos respetan todo, por mucho que proclamen justicia para todos aunque piensen eso de que por mi casa que no pase, después de un sábado negro para nuestra democracia que lo que ha hecho es aterrorizar a los que no sentimos y defendemos las proclamas de los "indignados" y los antisistema, después de todo eso me quedo con la mesura, la tranquilidad, el sosiego, la paz de este domingo que de nuevo ha amanecido entre montañas.
Porque no valoramos la paz hasta que la perdemos o la pensamos que la podemos perder.
Cuando hoy miro las fotos en los distintos periódicos más soy consciente de que la mediocridad, lo ordinario, la falta de educación, el no saber estar e incluso convivir se ha instalado en demasiadas ciudades de mi bendita España. Cuando leo los insultos y los intentos de agresión a los anteriores mandatarios por parte de la muchedumbre preparada para tal misión más me digo a mi mismo ¿A dónde hemos llegado?
Ya lo dijo San Juan Pablo II en su última visita a España en Cuatro Vientos: "Las ideas se proponen, no se imponen".
Sirva esta frase de nuestro Papa Santo como hilo conductor que nos haga reflexionar a todos y cuando digo "todos" también lo hago extensivo para los que tienen en sus manos los correspondientes bastones de mando.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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