Buen día nos de Dios.
Cuando hablamos del mundo aparece en nuestra memoria la imagen de los continentes así como los mares que los rodean y que está en dimensiones muy lejanas de donde nos hallamos o muy pequeña según entendamos que forma parte de la globalización.
Pero no nos damos cuenta del "mundo" que tenemos frente a nuestros ojos y que está, en parte, en esos pisos que tenemos justo delante nuestra.
Inmensas moles habitados por decenas de personas con sus inquietudes, alegrías, esperanzas, sufrimientos, soledades y sueños, muchos sueños.
Cada uno con su opinión, con su parecer, con sus valores, cada uno viviendo su fe o todo lo contrario.
Cada uno "feliz" a su manera...
¿Qué es lo que hoy quiero destacar con esta reflexión? Pues precisamente que no estamos solos en el mundo y que debemos actuar con una buena conducta que incida en la buena convivencia.
En la época de las redes sociales, de los juegos interactivos, de chatear en vez conversar nos estamos haciendo más huraños además de huidizos de mantener las mínimas relaciones personales y no olvidad que no podremos decir que conocemos a alguien si ni la hemos visto cara a cara, no hemos intercambiado alguna palabra ni hemos visto el brillo de sus ojos que es lo que nunca miente.
Salgamos de nuestro caparazón y hagamos del mundo y los que lo habitan una ampliación de nuestra propia casa porque así de esta manera podemos llevar la misión que el Señor nos encomienda con más certeza y seguridad.
Rezo a Jesús Sacramentado por esta inmensa humanidad a la que pertenecemos tú y yo.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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