Buen día nos de Dios.
Hoy no he amanecido con la amalgama de intensos colores que cada sábado me recibe mi bendito pueblo de Villaluenga del Rosario.
Hoy no me han despertado los balidos de las ovejas de Antonio, el cacareo de las gallinas de Pepe, el transitar de la fábrica de quesos, los saludos en el mesón o el agradable frescor que cada mañana me alegra a modo de fresco y agradable saludo.
Hoy no me he sentado en mi salón frente a la ventana que refleja la más idílica de las imágenes y mientras me hago un contundente café escribo mi reflexión que en mi bendito pueblo no sé por qué será las palabras brotan de mi corazón con una fluidez inaudita.
Hoy no estoy en Villaluenga y no os podéis imaginar cuanto la hecho de menos.
Pero hoy es un día alegre, a pesar de la ausencia que da la lejanía, porque esta tarde después de mucho tiempo asistimos al Capítulo de San Juan Bautista de mi querida, Real y Benemérita Institución de los Caballeros Hospitalarios de San Juan Bautista que nos reuniremos para celebrar, primero ante el Señor con una Solemne Eucaristía en el Oratorio de San Felipe Neri y posterior Cena de Hermandad, que somos HERMANOS.
Hermanos en la fe, en el Amor de Dios y Su Santísima Madre de la Purísima Concepción.
Hermanos en la Caridad.
Porque esa y no otra en nuestra misión apostólica: El ejercicio de la Caridad Cristiana.
No hay más noble ejercicio que el entregar tu vida por la de tus amigos y también por los que nos rodean, nuestro prójimo, los más necesitados.
¡Y hay tantos necesitados!
La pobreza afecta a todos pues hay muchas clases: Falta de dinero para sobrevivir dignamente, enfermedad, soledad extrema, pobreza de espíritu porque les falta a Dios pues no han llegado a conocerlo. La pobreza está a nuestro lado y sería bueno que nos fijáramos en ella pues aprenderíamos mucho y nos haría más desprendidos a la hora entregarnos a los demás.
Y no olvidemos que entregarse a los demás es pagar una "cuota" o dar un donativo sino que significa desprendimiento, entrega, servicio, Amor a Dios por medio de nuestros hermanos.
Esta tarde volveré a compartir mucho con muchos HERMANOS y será un momento grande para dar gloria a Dios que siempre ha estado y está con nosotros.
Hoy no estoy en Villaluenga del Rosario y bien sabe el Señor que lo siento aunque estaré con mis hermanos hospitalarios, mis hermanos en la caridad de los que tanto aprendo, los que tanto me enseñan y a los que tanto quiero.
Os pido que recéis por nuestra Institución así como por todos las Damas y Caballeros Hospitalarios para que el Señor sepa darnos los talentos necesarios para hacer y cumplir su Bendita Voluntad.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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