Buen día nos de Dios.
Cuando vamos a rezar ante Jesús al Sagrario nos quedamos tan absortos que nuestra mirada queda presa del Tabernáculo mientras nuestra mano agarra la reja que nos separa del Señor.
¡Cuanta Fe condensada en esa reja!
¿Cuántas oraciones, plegarias, angustias, esperanzas, consuelo, recuerdos, Amor, Fe hay prendida en la reja en la que nos agarramos como el necesario báculo que nos ayuda a sostenernos?
Esa reja es una privilegiada pues contempla a todas las horas que tiene el día a contemplar la grandeza de Jesús.
En ella me agarro para descargar mi vida de tantas cosas, de las encomiendas por las que tengo que rezar, por la cruz que llevo sobre mis espaldas y que tantas veces casi no puedo avanzar por el peso y aunque se me clave y desangre doy gracias eternas a Dios por ella.
En la reja de la fe se aguanta mucho peso que Cristo va descargando para hacerlo suyo.
Y tú, ¿Te has fijado en ella cuando vas a ver al Señor?
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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