lunes, 27 de abril de 2015

desde el tren. 27 de abril.



Buen día nos de Dios. 

¡ Ánimo que tú puedes con todo! 

¿Cuántas veces necesitamos nosotros escuchar esa frase que nos ayude a levantarnos y mirar al día con la ilusión que da el tener Esperanza? 

Y necesitando escuchar estas palabras acompañadas de gestos tenemos que reconocer que somos parcos en ofrecerlas. ¡Ni que costasen dinero! 

Debemos empezar por comprender a los demás. Cada persona es única y por tanto lo que pueda preocupar a unos para otros resulta una insignificancia. Cuando uno ve solo problemas otros ya están viendo soluciones y así siempre. 

Tenemos que aparcar de nuestra mentalidad el pensar que todos pueden hacer lo que yo hago porque nadie somos iguales al otro. A mí se me puede dar muy bien unas cosas y en cambio soy un auténtico inútil para otras y por eso ni soy mejor ni peor sino diferente. 

Tenemos que comprender, admitir la diferencia y solo así podremos comprendernos unos a otros y si verdaderamente nos comprendemos llegaremos a entender las dificultades y el desánimo del que está a nuestro lado. 

Entonces seguro que somos capaces de decir casi sin pensarlo: ¡Ánimo que tú puedes! Y no solo nos quedaremos en palabras sino que le ofrecemos toda nuestra ayuda porque el camino, con sus cuestas y bajadas, es mucho mejor cuando se hace en compañía. 

¡Ánimo que seguro que tú puedes! Y si no, ¡Aquí estoy! 

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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