Buen día nos de Dios.
¿Se puede cuantificar la fe? ¿Se puede pensar que yo tengo más que tú? ¿Se puede destruir la fe?
¡Imposible!
La Fe no se puede medir con los baremos del mundo pues incluso nosotros mismos no podemos saber cuanta tenemos sino que sólo Dios sabe en realidad la cantidad y la calidad de nuestra fe.
La Fe es también personal e intransferible y por tanto única. Nadie tiene más que nadie sino cada uno tenemos nuestra Fe.
La Fe en Dios no se puede acabar con ella con actos destructivos porque pueden matar el cuerpo, como desgraciadamente está hoy por hoy de máxima actualidad, pero no el espíritu.
La Fe en Cristo nos hace verdaderamente Libres porque aunque estemos presos y encadenados entre cuatro paredes lo que no pueden es apresar el espíritu, el pensamiento o las creencias que no hay nada en el mundo que lo pueda sujetar.
La sinrazón, el fanatismo, la ideología llevada al extremo es muy peligrosa y ciertamente dañina pues en honor a no se qué se asesinan a seres inocentes, se insulta y señala al otro por su opinión o creencias, se destruyen archivos y documentos que dejan sin historia a pueblos enteros así como a obras de arte e imágenes que representan a la Santísima Virgen, a Cristo o santos siendo estos verdaderos atentados contra la devoción y fe eminentemente popular.
No saben ni se imaginan los destructores que porque quemen una iglesia, la imagen de la Virgen o del Señor aniquilan la imagen no a quién representa pues Ellos son indestructibles, Todopoderosos y nosotros simples mortales nos ensañamos con imágenes porque la Fe, la Verdad, la devoción y la piedad del pueblo que somos todos no se puede destruir.
Esta reliquia son las manos quemadas de la Virgen de Mayor Aflicción de Jerez que es el único vestigio de la dolorosa que fue su titular y que fue quemada en tiempos duros donde la sinrazón y el odio campaban a sus anchas.
Casi 80 años después el fanatismo y la sinrazón sigue pululando por tantas partes del mundo y solo hay que seguir el terror que los yihadistas están sometiendo al mundo mientras los que gobiernan todo siguen mirando para otro lado.
¡Perdona a Tu pueblo, Señor!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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