Buen día nos de Dios.
Cuando entramos en la cotidianidad no nos enteramos, no pensamos ni nos fijamos en que estamos expuestos a muchos peligros porque el mundo siempre serán mundo y está como está...
No sé por qué no valoramos la labor que hacen los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Hombres y mujeres con la única misión de que se cumpla le ley como garantía de la protección de nuestros derechos y nuestras libertades.
Cuando vemos a un Policía Nacional, un Guardia Civil o un Policía Local no lo vemos con ojos de amigos que nos ofrecen seguridad sino con temor. Y digo yo, ¿Temor de qué?
Si somos personas honradas, limpios de corazón, que transitamos por la vida con la verdad y nuestra pretensión no es hacer daño a nadie no entiendo el por qué tenemos que temer nada de nada.
En esta España de los derechos absolutos y de los deberes olvidados creemos que tenemos derecho y que estos me dan libertad para decir, hacer y opinar molestemos a quienes molestemos llegando incluso a herir los sentimientos de los demás.
Todavía recuerdo la visión de los antisistema golpeando brutalmente a los miembros de la Policía con verdadera intención de masacrarlos porque ellos se veían en el derecho de manifestarse a costa de la libertad de los otros. Estos antisistema que ahora van de herederos de la democracia aunque, por sus actos los conoceréis, nunca la han conocido.
Por eso cuando caminemos, cuando vayamos por montes, montañas, carreteras o estemos donde estemos podemos estar completamente seguros que siempre habrá un hombre o una mujer, esos nuestros particulares ángeles azules o verdes, vigilantes para que a nosotros no nos pase absolutamente nada.
Pido a Dios que los protejan día a día y en cada misión que desempeñen o estén desempeñando en estos momentos.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
Dedico expresamente esta reflexión al Cuerpo Nacional de Policía, Guardia Civil y Policía Local.
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