miércoles, 22 de abril de 2015

desde el tren. 22 de abril. ¡Buenos días!




Buen día nos de Dios. 

¡Qué importante es dar los buenos días o tardes y noche!

Un saludo sólo es eso y si no se produce, por las causas que fueran, no pasa nada por eso ni se es ni más ni menos querido. 

Pero dar los "buenos días" es desear al otro lo mejor para justamente esa jornada y desearle lo mejor es también querer que le vaya bien y tenga motivos para ser Feliz. 

El dar los "buenos días" no es un saludo convencional sino que adquiere otro matiz al rellenar el mismo de sentido. 

Este deseo a modo de saludo no se le debería negar a nadie pues todos tienen derecho a tener un buen día porque hasta esa persona que nos ha hecho tanto mal debemos nosotros corresponderle con el Bien, porque el sol sale para todos, y si nos portamos bien con los que queremos o nos quieren despreciando a los otros, ¿Qué mérito tiene nuestro hacer a los ojos de Dios? 

El primer "buenos días" tiene que ser para Dios que es el que quiere que sigamos aquí para hacer lo que tiene previsto para nosotros. 

Cuando me acuesto, antes que el sueño cierre mis ojos, le doy gracias al Padre por lo bueno que haya podido hacer y le pido perdón por el mal cometido así como le pido que si Él estima regalarme un día más sea solo para hacer Su Voluntad. 

Por todo esto y más da hoy los buenos días o tardes y noches porque alegra a quién lo recibe porque es un saludo que contiene un deseo: ¡Qué seas Feliz! 

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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