Buen día nos de Dios.
"Lo que lo haga tu mano derecha que no lo sepa la izquierda".
¿De qué nos sirve ser portadores de secretos, confidencias, de información si no somos capaces de mantener un respetuoso silencio?
Parece que si los demás no están enterados de que nosotros "sabemos" no somos nadie y menos en cuenta se nos tiene.
Parece que vivimos para ver que piensan los demás de nosotros en vez de vivir sin más artilugios y superficialidad innecesarias.
No es más respetado el que sabiendo lo cuenta sino el que estando informado guarda silencio porque no podemos olvidar que la información, sea cual sea, es poder y este siempre se debe administrar hacia el Bien.
Soy de los que prefiero callar aunque me tachen de ignorante que el hablar, el decir, el contar y por quedar bien ante los ojos de esos demás que solo saben alimentarse de carroña causa un perjuicio considerable.
¡Y siempre se causa!
Somos expertos "contadores" de cuchicheos, murmuraciones y cotilleos. El "Yo lo sabía" se convierte en la frase más deleznable y llena de impiedad donde parece que nos regodeamos de nuestro caudal de conocimiento.
Cuando alguien confía en ti y comparte sus pensamientos y secretos debemos ser fieles a esta confianza porque nosotros cuando nos acercamos a Dios o al Sacramento de la Penitencia por mucho que abramos nuestra alma nunca nuestras palabras serán escuchadas en las bocas de "otros".
El día que yo me muera me gustaría que se me valorara por cuanto callé más que por lo que he podido decir.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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