Buen día nos de Dios.
Hoy Domingo que es el día del Señor y también de la Divina Misericordia doy gracias eternas porque nuestro querido Papa Francisco ha convocado el Jubileo Extraordinario de la Misericordia.
¡Y es que nos hace tanta falta la Misericordia!
Misericordia para los demás y para nosotros, Misericordia para los necesitados y para los que no lo están, Misericordia para los que opinen como nosotros o diametralmente opuestos, Misericordia para los que se equivoquen que en verdad somos todos.
Muchas veces en honor a nuestra verdad señalamos con dedos inquisitoriales a los demás acusándolos de todo lo que nos parezca en público, la mayoría de las veces, y en privado. Demasiadas ocasiones para calibrar la paja en el ojo ajeno y arrinconar la viga que hay en el nuestro. El decir lo que tu has dicho sacándolo de contexto, lugar y tiempo es un asesinato pues estás levantado infundios que son muy difíciles de contrarrestar y poco a poco vas matando el prestigio, la fama, la honorabilidad de esa otra persona. Y todo eso nos pasa porque simplemente nos falta Misericordia.
Pedimos sacrificios cuando el mismo Jesús nos enseñó que Él prefería la Misericordia.
El Papa Francisco que está abriendo las puertas del mundo para que nos fijemos que la Bondad, el Amor a los demás, la Caridad, la Entrega como servicio a mi prójimo, la Misericordia es una norma de vida que merece ser vivida y que lo mejor es que el Santo Padre no está inventando nada sino que forma parte del ideario, del Mensaje, de la Palabra y del Evangelio de Cristo ha Resucitado y permanece junto a nosotros.
Sí, estemos alegres, seamos misericordiosos, pongámonos en el pellejo de los demás y puede ser que entendamos mucho y más de lo que nuestra limitada mirada pueda alcanza a comprender.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo. Feliz Pascua de Resurrección y Feliz Domingo de la Divina Misericordia.
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