Buen día nos de Dios.
Vivimos en un mundo donde anida cierto radicalismo y que parece que todos nos queremos llevar el Mensaje y la Palabra de Jesús a nuestra parte del vallado haciéndolo nuestro para que justifique nuestras acciones.
Así está sucediendo cuando se confunde que el inmenso y radical Amor a nosotros, a todos sin excepción, queremos moldearlo para que Su Amor sea el amor que nosotros queremos ver con nuestros limitados y demasiadas veces cegados ojos.
Sobra demasiado dedo inquisidor que señala a diestro y siniestro todo lo que no tenga que ver con el mensaje que propugnan o quieren escuchar y falta mucha comprensión, mucha misericordia, para llegar a comprender y aceptar en nuestras vidas lo que es el Amor Fraterno de Jesús.
"Yo digo que tu eres..." Mientras te señalan te etiquetan para toda la vida pensando que eres un sectáreo porque vives en Cristo y gozosamente dentro de la Santa Madre Iglesia. Cuando el mensaje de Jesús no les convienen a esos que señalan abiertamente nos acusan y ponen en nuestras bocas cosas que ni siquiera pensamos.
Existen muchos intolerantes que creen a pies juntillas que Cristo es como ellos piensan y la Iglesia debe adecuarse a sus pensamientos, hechos y actitudes.
Y lo que pasa es que esa parte inquisitorial totalmente radicalizada no acepta, porque no entra en sus limitadas entendederas y oscuros corazones, que Grandeza de Jesús es tan inmensa que a todos abarca teniendo siempre preferencia los necesitados, pecadores, humildes y sencillos de corazón y que la Iglesia no comulga nada más que con Cristo que fue el que la creó.
¡Basta ya de dedos inquisidores y de corazones pétreos!
Hoy Jueves Santo, Día del Amor Fraterno, en el que se instauró la Eucaristía, día del sacerdocio, hagamos todos un necesario ejercicio de introspección y veamos que grosor tiene la cuerda que sujeta nuestro cuello al pecado de la soberbia, del malsano orgullo, que son igual o más dañinos que el resto porque hacen que seamos injustos hiriendo deliberadamente a los que nos rodean como una hiena que con una sonrisa hiela la sangre hasta devorarnos a base de desgarrar todo lo que tenga en sus fauces.
La vida es más sencilla, más fácil, más plácida y llena de paz si ponemos nuestros afanes y corazones al calor del Amor de Dios y nos impregnamos de Su Bendita Misericordia.
Hoy Jesús Eucaristía nos espera: ¿Qué ofrenda le vamos a ofrecer? A Él es imposible engañarle.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiendo.
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