Buen día nos de Dios.
Estamos en la sociedad de la imagen, de la comunicación y en ciertos aspectos también hacer "nuestro" lo que es de todos. Todos queremos traer el "ascua a nuestra particular sardina" aunque ni haya ascua y menos sardina.
Está pasando con todo incluso con Jesús, con María, con la Santa Madre Iglesia pues no solo no aceptamos la verdad sino que, para no transgredir nuestras propias conciencias, los amoldamos a nuestro pensamiento y forma de ser y así el Mensaje y la Palabra del Señor se tergiversa o la posición de la Iglesia debería variar porque no se ajusta a lo que YO creo que tiene que ser la misma.
Esto es propio de una sociedad hedonista, narcisista y sin valores donde el YO prima sobre todo y sobre todos.
También esto está pasando con la figura del Santo Padre el Papa Francisco pues cada vez que habla, calla o hace un gesto siempre de cercanía y amor a los demás vengan de donde vengan es utilizado por los que le interesan, sean quienes sean, para mostrar al mundo la autoridad de sus ideas y pensamientos por lo que el Papa haya dicho, hecho o incluso callado.
Creo que no podemos ni debemos raptar la figura del Santo Padre a nuestro antojo moldeando su Pontificado a nuestra particular visión porque estaremos siendo desleales a la figura que representa así como que nosotros mismos nos estaríamos engañando.
El Papa Francisco, al igual que sus antecesores, es el Papa de todos y por eso de ninguno sino que él solo se debe a Dios. Es el Sucesor en la Cátedra de San Pedro y por eso hay que quererlo, cuidarlo, respetarlo, mostrarle fidelidad, entenderlo, intentar hacer lo que nos exhorta y no moldear su figura según el qué o el cómo de nuestro propio pensamiento.
El Papa es el representante de la Iglesia Católica en la tierra y todos los días nos ofrece la visión misericordiosa que tiene Dios para con nosotros y que así debemos tratar a nuestros hermanos y esa misericordia que tantas veces nos pide, ese amor del Señor que tantas veces nos muestra, esa fidelidad a lo que representa la Santa Madre Iglesia debemos ejercerla y ponerla en práctica también con la figura de Su Santidad el Papa Francisco y eso se hace acogiendo en nuestros corazones las palabras, gestos, silencios y acciones de su Pontificado en toda su verdadera dimensión sin querer apropiarnos de parte de lo que dice, de parte de lo que hace porque la labor de una persona hay que valorarla en toda su amplitud y no solo en una parte que si es sacada de contexto puede quedarse a los ojos de los demás en nada.
Con esta reflexión muestro mi fidelidad absoluta a la figura del Santo Padre que representa hoy por hoy el Papa Francisco así como la Santa Madre Iglesia que es la esposa de Cristo Nuestro Señor que fue martirizado, crucificado, muerto y resucitó por todos y cada uno de nosotros porque TODOS es mucho más importante que el YO lleno de egoísmo e interés que quiere acampar por el mundo.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
Hoy quiero dedicar mi reflexión que a su vez está dedicada a Su Santidad el Papa Francisco a mi querida hermana en la fe Nancy Tamahara Menendez.